Esta nueva película de Steven Spielberg es considerada una de las mejores de este director desde que rodó "Salvar al soldado Ryan". Trata sobre la historia de un caballo llamado Joey.
El primer dueño del caballo, es Albert (Jeremy Irvine) que es un joven campesino que entrena y cuida al caballo y más tarde tiene que despedirse de el ya que su padre lo vende al ejercito inglés para poder pagar la renta.
Después de Albert, los futuros dueños de Joey irán empujando hacia
adelante la trama. Un militar de alto rango que promete cuidarlo tan
bien como su dueño original, un soldado alemán que decide fugarse del
ejército para salvar a su hermano menor, que también es soldado y
considera que es demasiado joven para ir a la guerra y una pequeña huérfana
enferma a cargo de su abuelo.
La última de Spielberg es un cuentito con aliento inocente, filtra con
elocuencia los horrores de la guerra, nos es planteada en episodios
sencillos, su tono es deliberadamente emotivo y no pocos se resistirán a
la maestría con que el realizador supremo de cine para niños apelará a
nuestros sentimientos. Digamos que, después de Caballo de guerra , la muerte de la mamá de Bambi ya no será mi parámetro para medir si la gente tiene o no tiene alma.
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